Entrevista a Paula Jornet en la revista Tot Barcelona. Realizada por David Cobo.
A Paula Jornet (1996) le gusta protegerse y sumar barreras cuando se sube a un escenario. Tantas como sean necesarias. Por eso, desde el primer momento ha compuesto en inglés, se ha cambiado el nombre a Pavvla, se ha distanciado del estilo musical que reinaba en su casa, ha decidido ponerse una peluca y ha alcanzado la conversión definitiva a la versión catalana de Hannah Montana.
Llamó la atención de la industria musical en el año 2016 cuando publicó Creatures. Antes, estuvo siete años haciendo de Ariadna en La Riera y después ha lucido haciendo de Cecily en La importancia de ser Frank. Mientras tanto, sin embargo, le ha dado tiempo a confeccionar un segundo disco de nombre imponente, Secretly Hoping you catch me looking, y de idear una gira que la vuelva a llevar lejos de su casa que, desde hace más de tres meses, està en la Vila de Gracia. Para digerirlo todo, nos sentamos a tomar un vermut Miró con ella, el bar Joali de la plaza del Sol.
Publicaste el nuevo álbum el 23 de noviembre y ya has hecho un concierto, como el del 31 de enero en El Molino. ¿Damos la gira por iniciada?
Yo me he hecho a la idea de que comenzará ahora, a partir de marzo, pero la gracia es que sea un modelo muy abierto. A todo lo que nos va surgiendo, decimos que sí. Y así será al menos hasta enero del próximo año.
Sois, tú, Aleix Iglesias y Pablo Calero. Ya tiene una fecha confirmada en Reykjavik en noviembre, pero viendo los países por los que os llevó la primera gira, hay que tener un compromiso muy firme por parte de todos, imagino.
Sí. Y mientras no viajamos, nos dejamos mucha libertad. Tenemos muy buena sintonía y nos funciona. Aleix es el productor de Luup Records, mi sello, y por lo tanto tiene muchos otros proyectos, y Pau igual, porque toca para otro grupo. Pero es el mismo caso que el mío. Hago teatro y canto porque el proyecto Pavvla no da para vivir únicamente de eso, pero si picas de aquí y de otra parte puedes montártelo bien. Es una mezcla de haber tenido suerte y de haber trabajado muchas horas. El resultado es bueno y, de momento, nos lo tomamos todos como una prioridad, vamos.
Tanto en la televisión como en el teatro como en la música quedas expuesta a la crítica. ¿Te afectan más los juicios sobre Pavvla que sobre Paula Jornet?
Totalmente. Es donde me expongo más. Cabe decir que he sido muy afortunada porque hasta ahora todas las críticas, incluso las del segundo disco, han sido muy buenas. O quizás ha habido alguna crítica mala que los compañeros se han encargado de hacer que no me llegue
¿Y no haces eso de buscar-lo tu misma compulsivamente?
¡Claro! Mucho. Pero es que de momento lo que he visto está muy bien. Obviamente se que todo lo que hago no gusta a todo el mundo, pero quejarme sería inútil.
Esto que haces, pero, es especial. Porque rehuye lo que se hace mayoritariamente en Cataluña. He encontrado algunos adjetivos a las críticas que me han llamado la atención. “Turbia”, “fantasmagórica”. ¿Hay alguna etiqueta que te haya atrapado?A
Es muy chulo cosechar adjetivos que no sean los más habituales, pero si tengo que escoger alguno, especialmente para Secretly Hoping you catch me looking, me quedaría con ‘terrenal’ y ‘gamberro’. Juega más con las ironías que la anterior y toca más los pies en el suelo. Las letras son retorcidas pero no naïfs.
Son letras que juegan mucho con el flirteo, el mundo de lo cotidianamente posible. Con ideas que no se sabe si ocurrirán. ¿Todo ello bebe de tu día a día?
Conozco varios compositores que saben llevar a sus libretas historias que les cuentan otras personas en una conversación de bar. Saben hacérselo suyo y escribir una canción. A mí, en cambio, me cuesta más, pero estoy intentando conseguirlo.
Pero a ti siempre se te han acudido letras, incluso cuando no las buscas.
Sí, es cierto que la canción quizás es secundaria. Puedo vivir una escena que me inspire y luego escribirlo, y quizás esto acaba convirtiéndose en una canción, pero no era el objetivo. No vivo empeñada. Ahora bien, es cierto que he escrito siempre, desde los 4 años que tenía una especie de diario y me ayudaba a ordenarme los pensamientos. Con el segundo disco, aún así, es cierto que lo he forzado todo un poco más hacia el estilo pop donde quería ir a parar.
En el programa Al cotxe, con Eloi Vila, te oí decir que participabas en concursos de poemas de la escuela porque te salía de dentro. Supongo que en catalán. En cambio los versos de Pavvla siempre te han salido en inglés. ¿Como es esto?
Nunca lo había pensado … Supongo que todo viene por imitación, porque escuchaba música anglosajona todo el tiempo, en cambio mi lengua y la poesía que habría leído sería la catalana. Cuando empecé a tocar no escuchaba casi nada en catalán y castellano. Ha sido ahora, que estoy dentro de la industria, que he empezado a darme cuenta de lo que hay aquí. Y eso que mi padre es músico. Será por eso de “en casa de herrero, cuchillo de palo”.
Otro adjetivo que he leído para tu música es ‘insinuadora’. ¿Puede que el inglés lo potencie, a diferencia del catalán?
Totalmente. Además de ser, por supuesto, una máscara más. Yo me voy poniendo barreras porque cuando canto o actúo, busco transformarme. No quiero ser nunca yo. Por eso ahora voy también con una peluca en la portada del disco y los conciertos.
También influirá la formación, que la hiciste en inglés en la escuela de música de Brighton (BIMM), y es cuando te iniciaste a cantar en los bares. ¿Aquí no lo habías hecho nunca?
No, y no me habría atrevido a estrenarme aquí porque lo pasaba muy mal. Allí no me conoce nadie y es otra cultura, la gente va a los bares a escuchar cantar alguien, desde niñas pequeñas hasta ancianos borrachos. Además, teníamos ganas de poner en práctica lo que aprendíamos a la BIMM. Sin embargo, recuerdo que para estrenarme tuve que emborracharme porque estaba temblando. Era un micrófono abierto. Y mi amiga y yo estábamos dejando a la gente pasar, y las cervezas iban acumulándose … Y al final fue la manera perfecta de hacer mi primer bolo. Después cogí más seguridad y, como las críticas eran buenas, fue la confirmación que necesitaba.
Mishima comenzó también dando mucha importancia al inglés y ha acabado dándole la al catalán. ¿Te pica la curiosidad de hacerlo como Pavvla?
Y tanto. Y lo he llegado a comentar con la discográfica, que me dio todo el apoyo si quiero probarlo. De momento no descarto nada. También tengo canciones escritas en castellano. Con el tiempo supongo que habrá aspectos que hoy por hoy son intocables y luego iré cambiando.
Hace poco sacaste canción con Alfred Garcia, Wonder. Como nació aquello?
Es una historia curiosa. Alfred me seguía en Instagram y escuchaba mi música antes de que entrara en Operación Triunfo. Y yo, obviamente, no lo sabía. Pero un día entré en su perfil y vi que me seguía. Y no recuerdo como abrí la carpeta de mensajes y me encontré que él me había escrito hacía meses proponiéndome trabajar juntos para la banda sonora de una película. Esto era tres meses antes de OT y yo no le había contestado porque no lo había visto.
Y cuando lo viste él ya era todo un fenómeno de la televisión, ¿entiendo?
Sí, sí. Y como mala persona que quedaría yo en ese momento, decidí responderle: “Te estoy viendo en la tele. Ha, ha! Qué fuerte, no había visto el mensaje. Espero que estés muy bien. Cuando salgas lo petaràs. Mucha suerte “. Y automáticamente lo dejé por imposible y me olvidé. Pero cuando salió, unos días después, me envió un mensaje y me dijo: “Eh, que no iba en broma, que continúo queriendo colaborar contigo”. Y a partir de entonces, cenamos y nos entendimos muy bien.
En 2018 también has estado en el Teatro Nacional de Cataluña, en el Poliorama, has ganado un premio Teatro de Barcelona como actriz revelación. Y todo con La importancia de ser Frank. Nada mal para ser tu estreno profesional. ¿Todo comenzó con una llamada del director, David Selvas?
De hecho, todo se inició con la población entera de Cataluña haciendo lecturas de casting para La importancia de ser Frank. Recuerdo que estaba absolutamente todo el mundo, el día de las pruebas. Y claro, ya lo di por imposible y me limité a disfrutar de la prueba y del reencuentro con David, que nos conocíamos de La Riera, y ya está. Días después, me llamó y me comentó si quería volver para “ayudarles”, o algo así. Y yo respondí encantada. Creía que me llamaba por la amistad que teníamos, que les ayudara a dar las réplicas a quienes habían pasado la prueba!
No puede ser…
¡Sí …! Entonces me presenté a Paula Malia, que también estaba esperando, y entró David. Nos hizo sentarnos y nos dijo: “Bueno, pues os presento. Wendolyn, Cecily. Cecily, Wendolin” -como se llaman dos de los personajes de la obra-. Nos quedamos muertas. Y es que yo siempre lo he dicho. David Selvas es mi padrino.
Es que una cosa es darte un papel para que te estrenes en el TNC y otra muy distinta es encargarte las canciones, que te han llevado a ganar el premio Butaca a mejor composición musical. ¿Surgió desde un principio o sobre la marcha, la idea?
Fue muy poco a poco, porque a Paula y mí nos escogió un año antes de hacerlo con el resto del casting. Y como la Cecily en la obra original escribe un diario, él me propuso darle una vuelta y escribir alguna canción … ¡Y al final salió una para cada personaje! Además, a mí me sirvió para implicarme muchísimo en el proyecto y ver cómo era todo el proceso. Era mi oportunidad y me agarré tan fuerte como pude. Ahora bien, hay que recordar que toda la parte instrumental fue obra de Pere Jou y Aurora Bauzà.
Allí trabajaste con el otro David, el Verdaguer. Esto me hace pensar en los nuevos productos catalanes que surgen, como Les coses grans y Les molèsties, de Roger Coma, y que son muy diferentes de lo que se puede ver a los grandes medios. ¿Te atraen este tipo de propuestas a pesar de ser radicalmente diferentes a una serie de sobremesa de TV3?
Las encuentro absolutamente brillantes. Nos quedamos demasiado cortos en la valoración de lo que se está ofreciendo con series como Les molèsties porque están a otro nivel. En cambio, por la huella mediática que ha dejado, parece que aquí no ha pasado nada. Está muy bien que Betevé lo emita, pero quizás haría falta que otro medio más consolidado en ficción y de nivel nacional, como TV3, fuera quien lo hiciera.
¿Qué hay vida más allá de el Polònia quieres decir?
Sí, y que fue muy rompedor el Polònia hace diez años. Y eso está genial, pero yo creo que es el momento de volver a apostar por una idea nueva y yo, definitivamente, votaría por Roger Coma.
Y hablando de nuevos productos, sabes que Paquita Salas diría que eres una actriz 360? Cantas, interpretas, hablas idiomas …
Oh! Me faltaría ser mocatriz, que dice Ojete Calor. Pero ahora en serio, no, no me considero. Porque actriz 360 impone mucho y a mí me queda demasiado por aprender.
Volvemos a la música, pues. ¿Sabes como es tu público?
Es curioso. Si miramos las estadísticas de Spotify, la mayoría de los oyentes son de fuera. España no es ni mucho menos el primer país en la lista de más reproducciones de mis canciones. No recuerdo si eran los Estados Unidos o el Reino Unido, pero luego venían otros países europeos.
¿Y en los conciertos?
Es muy variado, pero diría que predominan los que tienen entre 20 y 30 años, y en su mayoría mujeres. Ah, y cada vez hay más Alfredo ‘, como los llamo yo, que han llegado desde que publicamos la canción Wonder. Los identifico al primer segundo porque son los que me encuentro grabando con el móvil una hora y media de concierto. Yo esto no lo había visto nunca antes.
Así pues, ¿hay un cambio entre aquellos primeros conciertos donde te estrenaste, precisamente en Barcelona, y los últimos. ¿Ha sido por la música, por trabajo, que te fuiste de Sant Cugat?
No exclusivamente por el trabajo, pero también. Era una necesidad, tanto laboral como psicológica. Tengo muy buena relación con los padres pero en Sant Cugat ya no aguantaría más de un día. Para crecer está muy bien, pero la vida la tengo aquí. Y espero poderla mantener mucho tiempo.
Y ahora, tres años y muchos pagos de alquiler después, ¿qué balance haces? ¿Has encontrado la tierra prometida?
A mí es lo que me gusta. Encuentro que Barcelona está muy vinculada a la palabra ‘oportunidad’, especialmente con respecto al mundo de la cultura. Puedes visitar una exposición, un teatro o un concierto, depende lo que te apetezca, cualquier día de la semana. Y eso los que no hemos crecido en Barcelona y tenemos la inquietud cultural nos falta totalmente en otros sitios. Aquí puedes acercarte a un teatro como la Gleva, donde encontrarás una obra de cuatro colgadas que se estrenan escribiendo una comedia, y al día siguiente visitar el TNC. Lo tienes todo. Y ese todo cultural es lo que nos ha hecho venir a muchísima gente.
¿Siempre has estado en Gracia?
No, antes estuve en Fabra i Puig, en el distrito de Sant Andreu. Y un tiempo antes, en el Eixample, en Rocafort con Gran Vía. En tres años he estado en tres pisos y puntos de la ciudad diferentes, pero me identifico mucho más con el espíritu graciense.
“Con las amistades y el paso de los años me he ido haciendo al vermut”
Paula Jornet no ha tenido la tradición del vermut en casa, sino que la ha encontrado con el paso de los años. “Con mis padres no solíamos hacer el aperitivo con la botella de vermut al lado, pero con las amistades y el paso de los años me he ido haciendo al vermut”, explica. Es un ritual que ha ganado fuerza en su vida últimamente, especialmente desde que vive en Barcelona. “Las plazoletas de Gracia te lo ponen muy fácil”, dice. De entre todas las variedades, prefiere el vermut negro.